Pese a haber denunciado el carácter ilegítimo y fraudulento de la deuda con el FMI, el gobierno de Alberto Fernández decidió reconocerla y -con autorización del Congreso- firmar el acuerdo con el organismo para su devolución mediante un segundo préstamo a 10 años plazo. Se trata de un nuevo capítulo del sometimiento de la economía nacional a los intereses del capital financiero y de las potencias imperialistas (especialmente EEUU). Además, les otorga impunidad a los responsables políticos de esa estafa perpetrada en 2018 por el gobierno de Macri.
Por otro lado, las “metas” impuestas por el Fondo (reducción de la inversión y el gasto del Estado, recortes en las políticas sociales, ortodoxia fiscal y monetaria, tasas de interés reales) traen graves consecuencias al bienestar popular y son inflacionarias, en un país donde la pobreza oscila en 35-40% y la inflación bordea el 100%. En el horizonte, si bien no fueron incluidas en el Acuerdo, la política económica que impulsa el FMI incluye reformas estructurales a nivel laboral y jubilatorio, ataques mayúsculos a las condiciones de vida de las mayorías.
Después del nuevo Acuerdo no hubo estabilidad y despegue como lo prometía el gobierno, sino incertidumbre, fragilidad y más ajuste. En estos meses vimos una aceleración de la inflación, recortes de partidas públicas y un Presupuesto 2023 ajustado al 60%, quita de subsidios y tarifazos en servicios públicos, beneficios empresariales como el “dólar soja”, recorte de 160.000 planes sociales, entre otras. Y lo peor todavía no llegó, pues Argentina aún atraviesa los “períodos de gracia” sin pagos de capital establecidos con el FMI (hasta 2026) y los prestamistas privados (hasta 2024). Es un secreto a voces que el Acuerdo será re-negociado, pues no hay condiciones para afrontar los futuros vencimientos.
Por otro lado, el endeudamiento y la necesidad de divisas profundiza la orientación extractivista del modelo económico, con sus consecuencias ambientales, de salud y concentración económica. Los intentos de derogación, cajoneo o violación de las leyes que prohíben la megaminería o protegen bosques, glaciares y humedales (Chubut, Mendoza, Catamarca entre otras), la presión para expandir el fracking, la exploración de petróleo en aguas profundas (Mar del Plata), la entrega del Paraná a intereses extranjeros, la expansión del trigo transgénico, el desmonte vinculado a la soja y los avances de la explotación del commodity estrella, el litio, forman parte del engranaje del sistema de deuda perpetua.
Asimismo, la deuda empuja a la Argentina a profundizar su dependencia de las grandes potencias que controlan el FMI, notorio en algunos posicionamientos diplomáticos del gobierno, las iniciativas de seguridad en conjunto con EEUU (bases) y la injerencia de la Embajada en la política interior del país.
Finalmente, el recrudecimiento de la represión y los discursos de odio y “mano dura” son una respuesta a las luchas de trabajadorxs y desocupadxs, mujeres y diversidades, movimientos ambientalistas, de DDHH y comunidades originarias, entre otras, que avanzamos para poner freno a los planes de ajuste.
En ese sentido, desde la Autoconvocatoria y junto a un amplio arco de organizaciones, fuimos parte de las iniciativas contra la deuda desde 2020, contribuyendo con ellas a instalar el tema en franjas de vanguardia con el Juicio Popular a la Deuda y el FMI, el Amparo Judicial para anular la deuda. A medida que amainaba la pandemia empezamos a retomar las calles con las jornadas de difusión en varias localidades del país y las movilizaciones a Casa Rosada, MEcon y BCRA, y posteriormente en una unidad más abarcativa se realizaron acciones de envergadura con participación de decenas de miles como las concentraciones en Plaza de Mayo y el Congreso contra el Acuerdo con el Fondo, movilización por la cual hubo compañeros presos y que aún siguen judicializados.
Avanzamos en nuestra lucha, pero no alcanzó para frenar el vergonzoso e ilegal acuerdo con el FMI votado en el Congreso ni tampoco la sangría de pagos a los prestamistas y especuladores privados, tanto externos como locales. Sin embargo, estamos más fuertes que al comienzo. Hemos consolidado un espacio abierto de coordinación y lucha popular que plantea con claridad el no pago de lo que no debemos y la posibilidad de otros caminos que no sean la resignación y la impunidad. También hemos podido avanzar en la articulación con otras luchas como las luchas ambientales y contra la contaminación y el extractivismo, contra la entrega de los recursos naturales, las luchas feministas y de las diversidades, en defensa de los todos los derechos humanos, programas sociales y del salario y el empleo, la salud y la educación, el techo y la tierra; luchas que no hacen más que fortalecerse en nuestro país y nuestra América Latina y Caribeña toda, buscando una salida que rompa con el sometimiento a las cadenas del imperio.
Con el objetivo de seguir sumando en la unidad en la acción, y por la suspensión del pago de la estafa de la deuda y su investigación, en la unidad de los reclamos populares y para mantener vigentes y fortalecidos nuestros reclamos, abrimos este Encuentro como un espacio de intercambio y debate que nos permita definir nuevas acciones en un marco de mayor unidad. A 40 años de la recuperación democrática, y en un año marcado además por el calendario electoral que sabemos no va a traer solución al drama de la deuda fraudulenta y odiosa, más que nunca es necesario crecer en organización y sumar voluntades para seguir denunciando la estafa de la deuda; enfrentar el hambre y la entrega que provoca y crear condiciones para no pagar más.
Somos acreedores!
Las estafas no se pagan!
Anulación del Acuerdo y salida del Fondo Ya!
- Argentina, 11 de marzo de 2023
Para más información: 2022 Balance para seguir, más allá de Qatar
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