Desde la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago y la Investigación de la Deuda expresamos nuestro repudio ante las negociaciones del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional. Este 3er acuerdo en 8 años (el segundo que encabeza Luis Caputo) no va a ser diferente a los demás. Arrancó con el ajuste hecho desde el año pasado, sobre jubilaciones, obra pública, políticas públicas de todo tipo, Universidad, salarios estatales, y más. Los próximos pasos van a continuar con el ajuste, y vendrán con exigencias de reformas estructurales. Incluso otros mecanismos para el saqueo y la apropiación directa de nuestros bienes naturales, como expresó el presidente Macron de Francia, que manifestó su interés en ciertos minerales críticos mientras se está discutiendo en el FMI la aprobación del acuerdo.
El Gobierno quiere que el FMI le financie la campaña electoral, usando los recursos del Fondo para llegar hasta las elecciones sin devaluar. Intentan prevenir así un aumento de la inflación. Tan necesitados están por llevar adelante esa orientación que forzaron una “aprobación” espuria de un Decreto de Necesidad y Urgencia en la Cámara de Diputados, con los votos justos y sin mostrar una sola línea del acuerdo. Al rechazo de las bancadas de izquierda, que nunca votaron a favor ningún acuerdo, se le sumó esta vez el Partido Justicialista que hizo pública una misiva expresando su voluntad de desconocer el acuerdo si llegaba a firmarse.
Las dificultades no sólo vienen de la oposición. El Fondo Monetario Internacional ya puso dólares para la campaña electoral de M. Macri, con el acuerdo firmado con el Ministro Caputo en el 2018/2019. En aquel momento, permitieron la utilización de dólares para evitar que se dispare el tipo de cambio, dando material para permitir la fuga de casi 50 mil millones de dólares. Ahora el mismo Ministro Caputo les propone… lo mismo. Por eso las dudas del organismo sobre el desembolso inicial, dudas que el Gobierno de Estados Unidos encabezado por D. Trump busca allanar.
Pero hay un problema nuevo. El mundo se está cayendo encima del Gobierno, producto de las decisiones de D. Trump en la Casa Blanca. Existe una enorme incertidumbre económica y geopolítica mundial, y un descontento entre distintos países con EEUU que pateó el tablero imponiendo aranceles a todo el resto del planeta.
La discusión en torno al tipo de cambio y los controles de capitales son el punto ríspido. No así la discusión de distintas reformas, que el Gobierno quiere llevar adelante hoy, pero no puede porque no cuenta con mayorías parlamentarias, apoyo social, ni siquiera aval en la Corte Suprema. Tienen pleno acuerdo en los proyectos porque comparten una orientación pro mercado: reforma previsional que baje jubilaciones o vuelva al esquema de AFJP/“fondos de pensión”, baja de impuestos, desregulaciones amplias que ataquen la industria, privatizaciones, reforma de regímenes laborales que flexibilicen las modalidades de contratación y abaraten despidos, y más.
La inminente ratificación del Acuerdo por el Directorio del FMI llega en la semana en que tendrá lugar un paro general y movilizaciones en muchas partes del país. Desde la Autoconvocatoria por la Suspensión de Pago e Investigación de la Deuda seremos parte de esas medidas. Continuaremos denunciando y construyendo el rechazo a este nuevo acuerdo fraudulento, ilegal e ilegítimo, con el que pretenden nuevamente hipotecarnos a los condicionamientos del Fondo Monetario Internacional. Llamamos al conjunto del campo popular a unir esfuerzos en este mismo sentido.
¡Fuera el FMI!
¡Basta de financiar campañas de políticos hambreadores!
¡No en nuestro nombre! ¡Ningún acuerdo secreto puede ser aprobado!